¿Qué es la tensión arterial alta?
La tensión arterial alta, también conocida como hipertensión, es cuando el torrente sanguíneo que fluye a través de las paredes de la arteria, lo hace con una fuerza superior al nivel de presión convencional.
Con cada latido de nuestro corazón, se inicia el ciclo de suministro de sangre que viaja a todas las partes de nuestro cuerpo a través de los vasos sanguíneos constituidos por las venas, las arterias y los capilares.
La presión a la que circula la sangre está determinada por dos tipos de fuerzas:
- Presión sistólica: es la fuerza inyectada por el corazón con cada latido que se realiza.
- Presión diastólica: es la fuerza del torrente sanguíneo en la arteria en el momento que el corazón se encuentra en relajación, es decir, es la presión de la sangre entre latido y latido.
¿Cómo se diagnostica la tensión arterial?
La mejor manera de identificar una hipertensión o tensión alta es a través de una medición de nuestra presión sanguínea.
¿Cómo medir nuestra tensión arterial?
Para tomar la tensión se utiliza un dispositivo llamado tensiómetro o esfigmomanómetro que nos dará los valores que corresponden a la fuerza de nuestra presión en sangre.
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Para realizar el test, colocaremos un brazalete o manguito alrededor de la línea superior del codo y lo inflaremos con la inyección de un flujo de aire de forma manual (tensiómetros manuales) o de forma electrónica (tensiómetro digital).
El objetivo de la compresión del brazalete es comprimir la arteria braquial con la finalidad de parar, de forma momentánea, el torrente sanguíneo.
Acto seguido, el brazalete inicia una descompresión gradual al mismo tiempo que la persona que nos realiza la medición nos ausculta con un estetoscopio (en el caso de un esfigmomanómetro) o, en el caso de tensiómetros digitales, se monitoriza en el dispositivo los valores de la medición.
La lectura de la presión arterial se interpreta a partir de dos valores:
- El número más elevado corresponde a la presión sistólica que indica la presión que ejerce la sangre entre las paredes de la arteria durante los latidos cardíacos.
- El número inferior corresponde a la presión diastólica que indica la fuerza del torrente sanguíneo mientras el corazón se encuentra en estado contraído o de relajación entre latido y latido.
¿Qué pasa si tengo la tensión alta?
Si después de realizarnos un control rutinario en nuestro médico, los resultados que obtenemos determinan que tenemos tensión arterial alta, nuestro médico nos recomendará monitorizar nuestra presión arterial de forma regular en casa además de las mediciones que realicemos en la consulta.
Es muy probable que nuestro médico también nos establezca un tratamiento enfocado en abordar el problema. Entre las pautas más habituales que nos prescribirá encontraremos la mejora de hábitos saludables como puede ser una dieta y la práctica de deporte.
Seguramente, el médico nos recetará algunos medicamentos que deberemos tomar durante el tiempo que determine nuestro médico.
Tensión arterial baja
Por norma general, cuanto más baja sea la lectura de la presión sanguínea, mejor. No hay un nivel establecido que por debajo del cual se considere que sufrimos una tensión arterial demasiado baja. En este sentido, es más importante prestar atención a los síntomas que no al nivel de tensión.
Síntomas de presión arterial baja
Dentro de la comunidad médica se ha establecido que solo podemos determinar que un paciente sufre de tensión arterial baja si esta va acompañada de una sintomatología específica:
- Mareo o aturdimiento.
- Vómitos o nauseas.
- Desmayos o síncope.
- Deshidratación y sed recurrente.
- Falta de concentración.
- Visión neblinosa.
- Sudores fríos.
- Respiración acelerada y traqueal.
- Cansancio y fatiga.
- Depresión.
Entendiendo las causas de presión arterial baja
Podemos experimentar una bajada de tensión en los siguientes casos:
¿Qué hacer si experimentas una bajada repentina de la tensión?
Cuando realizamos una medición de nuestra tensión arterial, una lectura de valores que estén por debajo de los niveles saludables no es significativo y no es alarmante, exceptuando los casos en los que la bajada vaya acompañada de síntomas o problemas de salud.
Si estás padeciendo mareos, náuseas o debilidad debes acudir inmediatamente al médico para que te puedan realizar un examen más completo y pueda determinar si estás sufriendo alguna enfermedad.
Hipertensión arterial Refractaria
Si has tenido una subida de tensión arterial y te has sometido a un tratamiento para bajarla, pero después de cambiar a unos hábitos de vida más saludable y tomar los medicamentos que te ha recetado el médico sigues obteniendo valores altos en tus mediciones, es muy probable que sufras de hipertensión refractaria o resistente.
Esto significa que tu hipertensión es un caso difícil de tratar y puede indicar la existencia de otro tipo de dolencias que impiden la eficacia del tratamiento.
Causas
La hipertensión refractaria o resistente puede indicar la existencia de una o varias enfermedades subyacentes. En estos casos, además de suministrar los medicamentos necesarios para tratar este problema los profesionales médicos investigarán otros factores que contribuyen a la aparición de este tipo de patología, como son:
Monitoreo y tratamiento de la hipertensión resistente
A la hora de tratar la tensión alta, al margen de seguir el tratamiento pautado por nuestro médico, debemos familiarizarnos con los conceptos básicos asociados al control de la tensión como pueden ser herramientas de medición o parámetros y niveles de tensión.
A la hora de controlar nuestra presión arterial podemos comprar un tensiómetro que nos ayude a saber nuestros niveles diariamente. En lo que se refiere al tratamiento es aconsejable que complementemos la medicación prescrita con la mejora de hábitos de vida saludables como:
- Comer una dieta equilibrada y baja en sal.
- Reducir el consumo de alcohol.
- Realizar actividad física de forma regular.
- Control del sobrepeso.
- Evitar situaciones estresantes
Hipertensión pulmonar
Es el aumento de la presión sanguínea de las arterias que van a los pulmones que tienen el objetivo de transportar la sangre oxigenada. Es una afección que afecta estrechando la cavidad de las arterias y que necesita una rápida asistencia médica.
Diferencias entre presión arterial pulmonar y la sistémica (vasos sanguíneos del resto del cuerpo)
A diferencia de la presión arterial sistémica que corresponde a la presión sanguínea que se ejerce sobre las arterias del resto del cuerpo, la presión arterial pulmonar incide en la presión que inyecta el corazón en cada latido sobre las arterias del sistema cardiopulmonar (arterias que van del corazón a los pulmones).
Sistema circulatorio entre el corazón y los pulmones
La sangre desoxigenada fluye por las venas cavas y entra en el corazón por la Aurícula derecha para pasar al ventrículo derecho desde donde sale la sangre hacia los pulmones a través de las arterias pulmonares. En los pulmones la sangre se reoxigena y fluye (oxigenada) por las venas pulmonares hacia el corazón entrando por la aurícula izquierda y saliendo por el ventrículo izquierdo para ser repartida por todo el cuerpo por la arteria aorta.
Valores de la hipertensión pulmonar
Los valores que determinan una tensión arterial sistémica alta son superiores a los valores de la hipertensión pulmonar. Los valores medios o normales de la tensión arterial pulmonar están establecidos entre los 8-20 miligramos de mercurio mmHg.
Cuando la presión arterial pulmonar en reposo es superior a 25 mmHg o a 30 mmHg realizando una actividad física, nos encontramos en un episodio de hipertensión pulmonar.
Efectos a largo plazo
Al igual que ocurre con la hipertensión sistémica el corazón necesita realizar un sobreesfuerzo para suministrar la sangre por todo el cuerpo. En el caso de la hipertensión pulmonar las arterias pulmonares se estrechan reduciendo el flujo de sangre que se dirige hacia los pulmones.
Como consecuencia de esto, la presión sanguínea de las arterias pulmonares aumenta al igual que la fuerza que realiza el corazón para bombear la sangre.
Este sobreesfuerzo constante que realiza el corazón deriva en un deterioro de su funcionamiento que acaba provocando un debilitamiento de su rendimiento y que se puede manifestar con una insuficiencia cardíaca (no llega la suficiente sangre a los pulmones).
Síntomas de hipertensión pulmonar
Los síntomas que se manifiestan en la primera etapa son:
- Dificultad para respirar durante la actividad cotidiana del día a día.
- Fatiga y cansancio.
- Dolor en la zona del torax.
- Aceleración del pulso.
- Dolor en el lado superior derecho del abdomen.
- Pérdida del apetito
Los síntomas que aparecen en estado avanzado son:
- Sensación de mareo y vértigo cuando realizamos una actividad física activa.
- Desmayos o síncopes.
- Inflamación en la zona de las piernas especialmente los tobillos.
- Labios morados.
Diagnóstico y tratamiento
La hipertensión pulmonar es una enfermedad que aparece de forma gradual sin ofrecer señales de alerta con las que poder prevenirla. Además, muchos de sus síntomas, cuando aparecen suelen asociarse con otro tipo de afecciones como el asma.
Antes de diagnosticar una hipertensión pulmonar el médico nos realizará unas preguntas relacionadas con los síntomas que estamos experimentando y con los factores de riesgo que influyen en el desarrollo de esta enfermedad.
Este tipo de patología tiene incidencia genética, motivo por el cual, si tenemos un familiar que padece esta enfermedad tendremos más riesgos de padecerla también.
Grupos de hipertensión pulmonar
Factores de riesgo
Aunque la hipertensión pulmonar es una enfermedad que no tiene cura, si nos ajustamos concienzudamente al tratamiento que nos prescriba nuestro médico, podremos llevar una vida activa y normal.
El embarazo es un serio factor de riesgo para las personas enfermas de tensión arterial pulmonar, motivo por el cual, deberemos llevar un control estricto junto a nuestro médico durante la gestación y lactancia.
Hábitos de vida que pueden mejorar tus síntomas.
Presión arterial vs frecuencia cardíaca
Como ya hemos comentado, la presión arterial determina la fuerza con la que la sangre es transportada a través de nuestros vasos sanguíneos, mientras que, la frecuencia o ritmo cardíaco hace referencia al número de veces que nuestro corazón bombea sangre por minuto.
El aumento de la tensión arterial no está relacionado con el aumento de la frecuencia cardíaca
Una subida de nuestro ritmo cardíaco no implica, necesariamente, un aumento de la presión arterial. Cuando nuestro corazón bombea más sangre por minuto, los vasos sanguíneos se dilatan para permitir que fluya más sangre.
Pulsaciones durante el ejercicio
Dentro de la presión sanguínea, es muy habitual hacer referencia a las pulsaciones o frecuencia cardíaca cuando se toca el tema del ejercicio físico. Las pulsaciones varían en función de la edad y nos ayuda a calibrar la intensidad del ejercicio que estamos realizando.
Si queremos realizar una medición de nuestra frecuencia cardíaca debemos tomarnos el pulso antes, durante y después de la actividad física. Fácilmente, comprobaremos que:
- El ritmo de pulsaciones aumenta a la vez que aumentamos la intensidad.
- El ritmo cardíaco no se reestablece de forma inmediata una vez finalizamos la actividad física.
¿Qué es la frecuencia cardíaca (pulsaciones)?
Aunque no practiquemos deporte de forma habitual, monitorizar de vez en cuando nuestras pulsaciones puede ayudarnos a conocer cuál es nuestro estado físico y, más importante aún, puede ayudarnos a detectar problemas de salud con antelación.
Como hemos comentado arriba la frecuencia cardíaca viene determinada por las pulsaciones que nuestro corazón realiza por minuto. El número de pulsaciones/minuto varía de una persona a otra, por lo tanto, sería aconsejable conocer cada uno el suyo y poder utilizar este indicador como método preventivo de enfermedades cardíacas.
Conforme nos hacemos mayores nuestro ritmo cardíaco va cambiando, no obstante, un cambio severo en un limitado lapso de tiempo puede indicar que estamos sufriendo una afección a nivel cardiovascular que debe ser tratada.
¿Cómo localizar las pulsaciones normales de nuestro ritmo cardíaco?
Las mejores localizaciones para tomar nuestro pulso son:
- Las muñecas
- Zona interior del codo
- Carótida del cuello
- Parte superior del pie.
Para obtener el ratio de pulsaciones por minuto, de una forma fácil, coloca el dedo sobre la zona donde hayas localizado el pulso y cuenta el número de latidos que se producen durante 60 segundos.
Debemos hacer la medición cuando estemos en reposo que es cuando el corazón bombea la cantidad mínima de sangre que nuestro cuerpo necesita para funcionar.
Por norma general, si no padecemos ninguna dolencia, nuestra frecuencia cardíaca se establecerá entre las 60 y las 100 pulsaciones por minuto.
No obstante, tener un ritmo cardíaco por debajo de 60 pulsaciones no significa, necesariamente, que estemos sufriendo algún problema de salud. Las personas que realizan mucha actividad física suelen mostrar tasas cardíacas más bajas de lo normal porque su corazón es capaz de rendir mejor y no necesita forzarse para mantener un flujo de sangre elevado.
Otros factores que afectan a la frecuencia cardíaca :
¿Cuándo deberíamos preocuparnos?
Si estás tomando un beta bloqueante para bajar la tensión arterial o para controlar una arritmia, es probable que tu médico te pida que monitorices diariamente tu frecuencia cardíaca. Con la monitorización diaria de nuestras pulsaciones ayudaremos a nuestro médico a determinar si es necesario ajustar las dosis o cambiar el medicamento.
Si observas que tu pulso es demasiado bajo o experimentas tasas de pulso acelerado durante el día sin motivo aparente y además tienes sensación de debilidad o mareos debes acudir inmediatamente a tu médico. Recuerda, que la frecuencia cardíaca es un indicador importante de nuestro estado de salud.
Mitos comunes sobre la tensión arterial alta
Si no consumo sal tengo controlado mi presión y el sodio
Todos sabemos que el consumo de sodio aumenta el riesgo de sufrir hipertensión, pero debemos saber que evitando el consumo de sal no conseguimos controlar el consumo de sodio al 100%.
Hay muchos otros alimentos que están preparados a base de sodio y si no los conocemos nos exponemos, también, a sufrir una subida de nuestra tensión por exceso de sodio. Por esta razón, deberemos comprobar las etiquetas de los alimentos procesados que compremos e intentar observar las palabras «soda», «sodio» y las siglas «Na» entre los ingredientes.
Las mejores alternativas a la sal normal: son la sal Kosher y la sal marina.
Desde el punto de vista científico y químico tanto la sal Kosher como la sal marina contienen la misma proporción de sodio que la sal convencional. La cantidad aproximada de sodio en los tres tipos de sal corresponde a un 40% de su composición total.
Estoy estupendo así que no debo preocuparme por la tensión alta.
Una gran proporción de la población total sufren hipertensión sin saberlo y sin sufrir síntomas evidentes. No obstante, la tensión arterial alta puede desencadenar problemas serios de salud, por esta razón, es necesario que nos habituemos a controlarla de forma regular.
Debemos saber que la presión alta es uno de los factores de riesgo más importes a la hora de sufrir un accidente cerebrovascular arterial.
Si no tengo síntomas es que estoy perfectamente.
Son muchas las personas que sufren de hipertensión sin saberlo durante los primeros años. A esta enfermedad también se le denomina «el asesino silencioso» en especial referencia a la ausencia de síntomas en la primera fase de desarrollo. Por esta razón, es aconsejable monitorizar nuestra presión de forma regular, aún sin experimentar síntomas.
Como el vino es bueno para el corazón puedo beber todo lo que quiera.
En lo que se refiere a la ingesta de alcohol es aconsejable hacerlo siempre con moderación. Un consumo continuado y excesivo puede agravar el flujo normal de nuestro torrente sanguíneo por las arterias de nuestro organismo aumentando el riesgo de sufrir una insuficiencia cardíaca, derrame cerebral o arritmias.
Padezco hipertensión pero el médico ya me la controla así que no es necesaria que la controle yo en mi casa.
Los valores de la tensión arterial pueden fluctuar drásticamente de un día a otro, por este motivo, es necesario monitorizar nuestra presión sanguínea todos los días en casa cuando sufrimos esta patología.
Además, al medirla diariamente nos permitirá tener un conocimiento actualizado de nuestra patología y comprobar si el tratamiento que estamos realizando está funcionando correctamente.
A la hora de realizar las mediciones, es importante hacerlas siempre a la misma hora ya sea por la mañana o por la noche.