Piel atópica en bebés: causas, síntomas, tratamiento y más
Se estima que el 60 por ciento de las personas con piel atópica la desarrollan antes del primer año de vida. Cuando tu bebé pasa de tener una piel suave y sedosa, a tenerla seca, escamosa y rojiza, puede que tenga piel atópica.
Con esto en mente, lo mejor que puedes hacer es identificar el problema para tratarlo cuanto antes. Por eso, si te enfrentas por primera vez a esta afección, en este artículo tienes toda la información que necesitas para hacerle frente.
No es un camino de rosas, pero si sabes a lo que te enfrentas, podrás superarlo de la mejor manera.
¿Qué es la piel atópica?
Es el término general que se utiliza para describir una serie de afecciones inflamatorias de la piel. Aparte de conocerse también como dermatitis atópica, la piel atópica también incluye el eczema o la dermatitis e contacto.
Generalmente se presenta como un sarpullido rojo, pruriginoso y exudante en la cara y el cuero cabelludo, pero su apariencia y localización normalmente cambia a medida que el bebé crece.
Se considera que este problema es el resultado de una disfunción del sistema inmunológico que afecta la barrera cutánea y su capacidad para retener la humedad en la piel.
Y aunque comienza a los pocos meses de vida, suele persistir durante la infancia y la adolescencia, y en algunos casos incluso perdura en la edad adulta.
Síntomas en bebés
La dermatitis atópica en bebés tiene una serie de síntomas que a menudo no son iguales que la que se produce en adultos. Lo más habitual es que salgan erupciones enrojecidas que hacen que la piel se reseque, pique y escame.
El sarpullido también puede tener pequeñas protuberancias, que pueden supurar líquido. Otros síntomas pueden incluir:
- Piel engrosada.
- Enrojecimiento e inflamación.
- Piel oscura en los párpados y alrededor de los ojos.
- Cambios en la piel alrededor de la boca, los ojos o los oídos.
- Escamas amarillas en el cuero cabelludo que a veces aparecen en una capa gruesa que cubre toda la parte superior de la cabeza. Con el tiempo, las escamas se desprenden.
En los primeros meses de vida, la afección es más notoria en las mejillas, la frente y el cuero cabelludo, y a menudo tiende a hacer que la piel se vea más roja y escamosa que en otras edades.
El eczema también puede aparecer en otras partes del cuerpo, incluyendo el área del pañal. Cuando el bebé comienza a gatear, generalmente entre los 6 y 12 meses, la dermatitis atópica suele afectar los codos y las rodillas, que rozan el suelo.
Esta rozadura puede llegar a infectarse, resultando en una costra amarillenta o pequeñas protuberancias de pus.
Cuando el bebé tiene alrededor de 2 años, el problema empieza a manifestarse en la parte interior de los codos y detrás de las rodillas, así como en las muñecas, los tobillos y las manos. También puede aparecer alrededor de la boca y los párpados.
¿Cuáles son los desencadenantes de los síntomas?
Por lo general, la piel atópica no es una afección persistente, sino más bien una que se caracteriza por períodos prolongados sin síntomas, seguidos de brotes.
Varios factores ambientales pueden hacer que el sistema inmunológico responda como si el cuerpo hubiera encontrado una sustancia dañina, resultando en inflamación y empeoramiento de los síntomas del eczema.
Estos desencadenantes pueden incluir una variedad de alergenos e irritantes, tales como:
- Caspa de mascotas, polen, moho y ácaros del polvo.
- Alimentos alergénicos (como cacahuates, soja y huevos).
- Ropa de lana o fibras sintéticas
- Humo de cigarrillo.
- Productos perfumados, como detergentes para ropa, perfumes y ambientadores, especialmente los que contienen alcohol.
- Calor o sequedad excesivos.
- Aire seco en invierno con poca humedad.
- Infecciones de la piel.
- Sudoración.
- Estrés emocional.
- Además, la baba puede irritar las mejillas, el mentón y el cuello del bebé.
Causas de la piel atópica en bebés
La investigación no ha dado con la causa exacta que produce la dermatitis atópica en bebés, pero si que tienen alguna certeza de que se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales.
Esto quiere decir que un bebé tendrá más posibilidades de desarrollar piel atópica si algún miembro de la familia tiene antecedentes de dermatitis atópica, eccema, rinitis alérgica o asma.
Y al revés, hay más probabilidades de que un bebé desarrolle rinitis alérgica, alergias alimentarias o asma, si ya tiene piel atópica.
No es una afección contagiosa, así que no debes preocuparte por el resto de miembros de la familia.
Y aunque la dermatitis atópica es el resultado de una disfunción del sistema inmunológico, probablemente debido a una predisposición genética, los estudios han encontrado que hay una serie de factores de riesgo que lo desencadenan.
Por ejemplo, un estudio publicado en febrero en el International Journal of Environmental Research and Public Health sugirió que los niños tienen un mayor riesgo de desarrollar piel atópica si sus madres experimentaron situaciones de alto estrés durante el embarazo.
Otro estudio, publicado en mayo en el Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, observó cómo el ambiente exterior -en concreto los contaminantes del aire y las condiciones meteorológicas- afectaban el riesgo de eccema en niños de ambos sexos.
Los investigadores concluyeron que los altos niveles de monóxido de carbono, amoníaco, formaldehído, plomo, partículas y ozono pueden influir en el desarrollo de la piel atópica infantil.
Tratamiento de la piel atópica en bebés
Ya hemos descubierto que no hay una cura que logre desterrar la dermatitis atópica para siempre, pero te alegrará saber que la afección generalmente se vuelve menos severa con el tiempo.
El tratamiento se centra en paliar los síntomas, mejorando la hidratación de la piel para prevenir los brotes y reducir la inflamación de la piel.
Los médicos y pediatras recomiendan las siguientes estrategias a los padres cuyos bebés tienen eccema:
- Evitar los baños largos y calientes, o frotar demasiado la piel, especialmente con toallitas, esponjas o toallas ásperas.
- Hidratar la piel con frecuencia con ungüentos, cremas y lociones sin fragancias ni colorantes, especialmente después del baño.
- Vestir al bebé con ropa suave de algodón que «respire», evitando la lana y los tejidos que pican.
- Evitar el uso de productos perfumados.
- Mantener las uñas cortas para evitar el rascado y el daño a la piel, lo que puede derivar en más inflamación e infección.
- Eliminar los irritantes y los alérgenos conocidos de la casa tanto como sea posible.
- Mantener una temperatura fresca para evitar la sudoración excesiva, usando compresas frías (un paño húmedo y fresco), especialmente en áreas irritadas.
El pediatra también puede valorar darle otro tipo de tratamiento, dependiendo del grado de eccema que tenga y la edad, como corticosteroides tópicos, antihistamínicos, antibióticos, antivirales o antimicóticos para las infecciones cutáneas, o inhibidores tópicos de calcineurina, que son medicamentos no esteroides que controlan la inflamación.
Existen también remedios caseros adecuados a la piel atópica.
El cuidado de un bebé con piel atópica
- Llevar una alimentación inteligente. La leche materna sigue siendo la mejor nutrición para los bebés en su primer año de vida. Sin embargo, la lactancia materna puede no ser una tarea fácil para todas las madres. Como los primeros días son críticos para el éxito de la lactancia, lo mejor es informarte del tema y comprar un extractor de leche eléctrico desde el principio.
- Evitar el rascado. El picor es un síntoma muy común en esta afección, y el rascado es, a menudo, imposible de reprimir, más aún en un bebé. Por eso, además de mantener sus uñas cortas, te ayudará ponerle un par de guantes en las manos. Es la manera más efectiva de evitar que se rasquen y se hagan sangrar.
- Mantener una temperatura fresca. Especialmente por la noche. Mantén su habitación climatizada y con un humidificador para evitar que el aire se reseque demasiado y agrave la piel.
- Centrarse en su calidad de vida, no la calidad de su piel. Cada día que pasas con tu hijo es más valioso cuando empiezas a pensar en términos de «calidad de vida» en lugar de centrarte sólo en el estado de su piel. Incluso en los días de brote, tómate tu tiempo para disfrutar de un tiempo de calidad haciendo actividades con el o ella.
- El cuidado de la piel, lo más importante. Siempre asegúrate de mantener la piel del bebé hidratada usando una crema específica para pieles atópicas. Hacerse una prueba de alergia para determinar los desencadenantes del eccema también es útil.
Por último, pero no menos importante, no tengas miedo de pedirle apoyo a tu pareja.
Como tal, estáis pasando por esto juntos. No puedes dejar que la culpa o el resentimiento se enconen. ¡No dejes que la piel atópica defina a la familia!